viernes, 14 de septiembre de 2012

Pueblo o Monopolios


Pueblo o Monopolios

 
Desde la lucha por la aplicación de la 125 en 2008, donde pudimos observar blanco sobre negro el entrelazamiento monopólico en la Argentina, quedó de manifiesto que la confrontación es entre dos proyectos de país, y que esa confrontación es con el poder real, con la derecha atendida por sus propios dueños. Ante cada conquista del gobierno y el campo popular, se fueron sucediendo y espesando las respuestas del enemigo: de la Sociedad Rural y sus aliados rentistas; de las corporaciones mediáticas; de la Iglesia y su 'monopolio espiritual'; del sistema financiero, y podríamos seguir.
La embestida de los últimos días desde un sector del complejo industrial encabezado por la multinacional Techint, que cuestionó el rumbo económico ("altos salarios, inversión, competitividad", etc.) exigiendo -en criollo- ajuste, endeudamiento y devaluación, y explicitando sus deseos de que 'todo va a ser muy distinto en el 2018', es un simple botón de muestra de cuáles son los planes del establishment si lograran interrumpir el proceso iniciado en el 2003. Esto se produce en el marco de una ofensiva más general que ubica al 7 de diciembre como un momento de gran trascendencia: ahí es cuando cae la cautelar que impidió que el Grupo Clarín se sometiera al proceso de desinversión. Ahí comienza una nueva y dura batalla.
La disposición de la compañera Cristina es inequívoca: profundizar las transformaciones, confrontar con los monopolios y consolidar un rumbo donde el Estado nacional continúe recuperando porciones de soberanía. La decisión de que la empresa estatal Arsat explote el 25% de las frecuencias de telefonía celular, un mercado con fuerte concentración extranjera, constituye una nueva conquista en esa dirección. El gobierno abre camino y va creando las condiciones para una mayor intervención en los resortes fundamentales de la economía, venciendo posiciones dominantes que han prevalecido históricamente en las decisiones de fondo.
Pero es una disputa cuyo desenlace dependerá esencialmente del nivel de movilización y organización popular que logremos alcanzar en el próximo periodo, es decir, de la posibilidad de contar con una fuerza organizada capaz de enfrentar los golpes del enemigo, que ataca por derecha y por "izquierda". Como advirtió días atrás la Presidenta, debemos estar alertas, en particular en estos meses previos al 7 de diciembre. Asistimos por estas horas a un despliegue mediático con grados de violencia y acción psicológica que no reconoce antecedentes. Nuevamente agitan el fantasma de la inseguridad con hechos fatales cotidianos -todos ellos instigados en el sur del conurbano bonaerense- donde intervienen bolsones de la justicia, la policía y el crimen organizado con el propósito de generar un clima de conmoción social que aliente un proceso de desestabilización política. Es el objetivo que persigue la cadena nacional del miedo y del desánimo.
Por otra parte, desde los editoriales de los matutinos aleccionan a la oposición para que esta "aprenda de sus errores". Hay quienes sugieren que la forma de enfrentar al gobierno es desde "un programa socialdemócrata, que defienda la redistribución de la riqueza, con un Estado que controle y regule" (La Nación - 06/09/2012). En el campamento de la derecha van explorando diferentes senderos; el combate frontal no dio mayores resultados, ahora evalúan una alternativa que, disfrazando sus verdaderas intenciones, vaya torciendo el rumbo gradualmente.
La mejor respuesta es el camino que hemos comenzado a recorrer a partir de la convocatoria de la compañera Cristina a la unidad y la organización de todos aquellos que se identifican con el proyecto nacional. Unidos y Organizados comienza a desplegarse por abajo, conformando mesas provinciales, regionales y municipales; en los barrios, en las universidades y colegios, entre la juventud trabajadora. Tras varios intentos, muchas veces entorpecidos por hegemonismos y vanidades, se impone la compresión de que nuestra tarea principal es construir el Frente necesario para defender lo conquistado.
En este proceso, nos vamos encontrando los aliados estratégicos; aparece la posibilidad sin precedentes en nuestra historia de ir gestando la unidad de los revolucionarios, la fuerza que se desarrolle más allá de los triunfos o derrotas electorales, que en definitiva, se proponga luchar por los cambios de fondo en nuestra Patria. A eso aspiramos los comunistas.

 



martes, 4 de septiembre de 2012

Jorge Pereyra, secretario general del PCCE, discute sobre la propuesta Unidos y Organizados

Jorge Pereyra, secretario general del PCCE, discute sobre la propuesta Unidos y Organizados.

http://www.pcce.com.ar/galerias/locro/04.jpg

Agencia Paco Urondo: Queríamos pedirte una reflexión sobre Unidos y Organizados.

JP: Después de 30 años de genocidio de la dictadura y el neoliberalismo, nos encontramos hoy con una situación totalmente distinta. No podemos calificarlo de proceso revolucionario pero teniendo el cuenta el precipicio del que veníamos, las medidas que ha tomado el gobierno restableciendo la política, el rol del Estado, tomando distancia del FMI, impulsando la integración latinoamericana y poniendo el cuero como hizo Néstor en Colombia, nosotros estamos decididos y entusiasmados en la necesidad de defender este proceso.

Néstor y Cristina se pusieran, en cierto punto, a la izquierda de una sociedad en la que pesaba el escepticismo y el individualismo. En esas condiciones, la defensa de los derechos humanos y otras medidas no las habíamos vivido en 60 años, algunas ni en los 200 años de la Argentina.

APU: Históricamente, el Comunismo ha tenido una relación problemática con el Peronismo ¿Cómo ves que  hoy las dos facciones del Comunismo tengan buena relación con el kirchnerismo?

JP: La actitud nuestra hacia el Peronismo ha significado siempre un tema de debate dentro de los espacios comunistas. De parte mía, tengo experiencias muy ricas de la década del 60-70 de confraternidad con peronistas, en particular con la JP, llegando a formar alrededor de 500 coordinadoras allá por el 73. La Juventud Comunista acompañó todo ese proceso en aquel momento.

Hay una parte de los comunistas con experiencias distintas, pero las generaciones que hemos vivido en los 60-70 confraternizando con la militancia juvenil del peronismo de ese momento, creemos que en la necesidad de comprender que sin el Peronismo, en la Argentina no hay ninguna posibilidad de cambio. Ese tal vez es el principal debate con el otro sector del comunismo.

APU: Uno de los saldos del encuentro de Vélez fue la imagen de la presidenta levantando los brazos de los referentes de La Cámpora y el Movimiento Evita ¿Cómo ves a La Cámpora en el rol que les toca a ellos?

JP: Está claro para todas las fuerzas que participamos en Unidos y Organizados que Cristina delegó su representación en los compañeros de La Cámpora. Nosotros que confraternizamos con los compañeros en provincias, universidades, secundarios y otros niveles, observamos la solidaridad y el compromiso con la que los compañeros de La Cámpora han tomado la enorme responsabilidad que les ha dado Cristina.

Somos compañeros y plenamente solidarios con ellos porque hay que estar en la gestión, en el parlamento, en las provincias, en las intendencias y, al igual que todos nosotros, en la construcción de una fuerza que pueda acompañar a Cristina y no dejarla sola. Sería peligroso para el futuro del proyecto nacional no poder construir una fuerza organizada capaz de defender este proceso y/o profundizarlo.