domingo, 1 de julio de 2012

Integración contra los golpes

CAMINOS DE INTEGRACION COMO RESPUESTA AL GOLPISMO
 
Escribe: Jorge A. Torriglia
 
Aquel golpe de Estado contra Chávez revertido por la movilización popular después de dos días de secuestro del presidente venezolano; la réplica en Honduras que depuso a Celaya y luego instaló a Lobos con la anuencia de Estados Unidos; las semanas de intento de destitución de Evo por los "blanquitos" del Alto, así como la dudosa intencionalidad de los cortes de rutas y marchas organizados por ONG contra la construcción de una carretera en Bolivia; el secuestro e intento de magnicidio contra Rafael Correa en Ecuador; las constantes movilizaciones en Perú, cargadas de odio televisivo de los dirigentes contra el presidente constitucional Ollanta Humala, enfrentadas a las multinacionales mineras pero a la vez plantadas contra la industrialización del rubro, en nombre de la supuesta ideología de culturas nativas lo que equivale a facilitar la continuidad de una nación sin industria lista para ser abastecedora de TLC norteamericanos y europeos.
El intento destituyente de la Sociedad Rural y sus socios en la Argentina durante 2008, cuando el gobierno fijó porcentajes de retenciones a la oligarquía.
 El reciente muestreo de unidad de parte de la burocracia cegetista con la más rancia derecha política, la oligarquía y la representación de los intereses monopólicos e imperialistas: Clarín, para lanzar por sus pantallas un paro general y una movilización a fin de "defender" a Moyano de la "pedantería" de la presidenta Cristina y a los trabajadores de mejores ingresos de un impuesto a las ganancias que el gobierno ya reconoció como pasible de negociación con anterioridad. Las expresiones provocativas y confrontativas del dirigente con la presidencia, sin más argumentación que el ataque a la subjetividad de la primera mandataria argentina que favoreció a los sectores humildes y obreros.
Todo este trabajo erosivo contra una Latinoamérica unida como nunca en Unasur, en Mercosur, en la Celac, se desencadenaba nuevamente hace pocos días sobre Argentina, Bolivia y Paraguay, con un brutal golpe legislativo contra el presidente Lugo, una sublevación policial que aún sobrevive en Bolivia, caracterizada como golpista por el vicepresidente García Linera y la funcionalidad del líder de la GGT, Hugo Moyano con los objetivos golpistas de la derecha. Todo esto  justo durante la Cumbre de Río más Veinte y cuando Latinoamérica, en particular Venezuela, Ecuador y la totalidad de los países, con matices, planteaban la imperiosa necesidad de propuestas superadoras de un capitalismo que nos ha dejado el planeta con reservas de materia prima limitadas a 30 años o el viraje a 180° de timón, mientras Hillary Clinton y representantes de las grandes potencias pugnaban por neutralizar el encuentro.
Esta realidad nos pone ante la necesidad de un gran frente nacional y popular, democrático y latinoamericano que sea el "puente de plata"* que nos una culturalmente también al continente donde pertenecemos, para velar unidos contra los atentados del imperialismo a sus gobiernos y democracias, donde se hallen representados todos los sectores  políticos, sociales y culturales progresistas encabezados por el kirchnerismo y en el que continúe elaborando con mayores aportes, estrategias tanto políticas como artísticas, educativas  y culturales que nos permitan trascender nuestras contradicciones, tales como las que sostienen una supuesta "seguridad" para algunos a costa del desplazamiento y despojo cuando no exterminio de quienes se hallan en la pobreza extrema o la miseria y en su mayoría provienen de las culturas nativas de estas tierras o descienden de aquellos esclavos africanos, manos de obra gratuita entonces para nuestra historia.
¿No son éstas suficientes muestras como para impulsar la superación en Argentina de una cultura eurocentrista nacida de la oligarquía, las clases medias y altas,
con la cual se siguen manteniendo divisiones racistas y excluyentes en el seno de  nuestro pueblo, que favorecen a sectores minoritarios, quienes se benefician con ello y nos dejan frente a la continuidad de un genocidio histórico – invisibilizado- y sin posibilidades de integración social y cultural;  para trascender el espacio que nos reduce en tanto Estado-país a fin de honrar nuestra vestidura humanista y  hacer nuestro mayor  aporte de fuerza  al continente?
Avanzando a una unidad nacional mediante la integración política y cultural hacia el interior de nuestra historia, recuperando el pasado desde la conquista, reconociendo aquel genocidio tanto como el que luego de la breve Revolución de Mayo produjo al "conquista del desierto" e invisibilizó hasta hoy a afrodescendientes y descendientes de nativos recluyéndolos en la pobreza y en las villas y dotándolos en la legislación y en la práctica de iguales derechos a integración en todos los ámbitos, a la vez que reconociéndonos como país pluriétnico y pluricultural que somos. Acumulando nuestra riqueza histórico cultural sobre una base amplia de democracia que incluye y no del estancamiento en una democracia espartana.
 
La integración cultural
 
Estos Golpes de Baja Intensidad – tal como los definiera el Pentágono en calidad de estrategia de EEUU en lugar de los antiguos golpes a lo Pinochet y Videla- que vienen erosionando, cuando no empezando a diezmar la integración latinoamericana dolorosamente conseguida, deberían  servirnos, como ha ocurrido en esta última década, para enraizar nuestra unidad, rota después de la llegada de los conquistadores a América y en adelante por los imperios y a la vez que devolver a los pueblos y proyectar al presente su historia, participar en las redes y las bases de una unidad que en el resto de Latinoamérica y el Caribe ya se viene entretejiendo, además de en lo económico, en las artes, en la música y la danza en particular, en el deporte en un encuentro con la identidad y la recuperación e igualdad de derechos de las poblaciones nativas y afrodescendientes con quienes descienden de europeos, que les ha permitido recuperar la felicidad popular y desarrollar creaciones en el arte, las cuales ya han trascendido a festivales como el de cine en Cuba y a muestras internacionales en otros países y Europa.
Venezuela, así como  Ecuador  y Nicaragua, vienen llevando a cabo una intensa integración intelectual y artística a sus procesos de cambio, que han permitido abrir una amplia brecha a la producción de arte y cultura popular -rompiendo con los viejos esquemas de poder– y por ejemplo, mediante la sintonización de Telesur, un canal venezolano en sociedad con Ecuador, Brasil y Argentina que la mayoría de los cordobeses inexplicablemente desconocen, incluidos periodistas que reniegan de los medios monopólicos, es posible encontrarse con amplia y profunda información verdadera, tanto sobre política internacional, ya que mantiene corresponsales en todo el mundo, como sobre la avanzada cultural latinoamericana que incluso ha logrado sacar a los niños de la calle y el paco, para formar orquestas populares que representan al país bolivariano en diferentes escenarios, dirigidas por artistas latinoamericanos y europeos que han llegado atraídos por la propuesta, así como informarnos sobre la variedad deportiva que se practica en este continente que emerge, con una intensa participación en campeonatos internacionales.
La estrechez en la visión de los diferentes sectores políticos y sociales argentinos respecto al gran horizonte latinoamericano e incluso al nuestro, en la actualidad con el gobierno nacional, popular y democrático de Cristina, tiene que ver con la sobreabundancia de prejuicios e intereses entrelazados en el tiempo, que no han permitido integrar de pleno derecho a la democracia a culturas y etnias que se hallan en la pobreza y la invisibilidad, pero tienen representación y descendencia.
Esos prejuicios han sido y son aprovechados por la derecha para mantenernos divididos internamente, por ejemplo, con la seguridad, un argumento que sólo alienta enfrentamientos y rencores entre argentinos, que se va superando a nivel nacional con las búsquedas de soluciones a la pobreza y comenzaría a resolver el "malestar en la cultura" (parafraseando a Freud) con el reconocimiento -así como la investigación y elaboración de textos históricos que incorporen el pasado precolombino a la educación– del genocidio durante la conquista y colonización, el abandono hasta hace una década de descendientes de nativos y esclavos y la promoción de esos sectores para que ocupen los lugares que les corresponden también en todas las áreas del estado, lo que equivale a reconocernos como nación Pluriétnica y Pluricultural y abandonar la "cultura del colonizador" como lo definió Evo Morales.
 
 
 
# De acuerdo a los últimos censos y estadísticas científicas más del 60 por ciento de la población argentina posee más de un gen que lo identifica con nativos o africanos.
 
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* Puente de plata: expresión del ex presidente Néstor Kirchner

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